Aunque nos parezca impensable, llevamos muchos más años utilizando la palabra viajero, que la palabra turista. Y es que hace siglos que los grandes conquistadores ya emprendían viajes en busca de nuevas tierras y fortunas, pero hace poco que nace el concepto del turismo tal y como lo conocemos hoy en día.
Han sido muchos los elementos que han impulsado esta nueva ola de turismo. Entre ellas las compañías de vuelos de bajo coste, que han fomentado este nuevo tipo de turismo. ¿Quién hubiera imaginado hace 60 años que podríamos viajar para pasar un fin de semana en Atenas? ¿O que podríamos hacer una ruta recorriendo Latinoamérica en un mes a un precio asequible? Puede que nadie.
Quizás de este frenesí de viajes, de mapas y de selfies en Instagram en lugares emblemáticos, surge la necesidad de volver a sentirnos aventureros y de adentrarnos en la cultura local. De sentirnos uno más, de sentirnos parte de algo, de otra comunidad.
Y, ¿por qué no? Tal vez también de ser conscientes del impacto que genera en el entorno local nuestra manera de viajar. Ahora que la alternativa del turismo sostenible es una realidad al alcance de todos, ya son muchos los que se han propuesto apostar por una versión más viajera de su escapada, evitando de esta forma el turismo de masas.
Y es que viajar de esta forma, te permitirá sumergirte de lleno en la cultura, pero también conectar con la sociedad que vas a descubrir mientras reduces el impacto negativo que pueda tener el turismo en su comunidad.
Recordemos que no hay una mejor manera de viajar o una forma más correcta, pero, ¿quién no quiere probar la comida típica en un restaurante local? ¿Quién no quiere disfrutar de una puesta de sol alejado del caos turístico? ¿Quién no quiere encontrar una isla de esas que no aparecen en las guías? ¿Quién no quiere descubrir los lugares escondidos de la mano de un local?
Los turistas podrán ser viajeros por unos días y los viajeros podrán jugar a ser turistas durante unas vacaciones.
Lo importante siempre será sacar el mayor partido a tu viaje y disfrutar como si fuese la primera vez que pisaras una playa, la primera vez que estás en una isla, la primera vez que pruebas un plato típico o como si pudieses sentirte en la misma Antigua Roma al caminar por sus calles.
Patricia G.L